¿Mitos o Realidades?

Cosas "raras" que andan dando vuelta por el Mundo. Algunos creen, otros no ... Vos, ¿en que lado estás? mitosyrealidades@gmail.com

Cool Slideshows

viernes, julio 28, 2006

La Guitarra

Acoustic Guitar
Hilario no conocía más que la soledad. Y al principio no le importaba. ¿Qué podía faltarle a un gaucho joven, si tenía un rancho donde cobijarse, un caballo incansable y unas cuantas ovejas que atender?

Andar por esos campos interminables que su caballo tan bien conocía, hilvanando y deshilvanando un silbido que corte el silencio del campo que se aquieta ... Así fue como comenzaron Hilario a cansarse de su soledad y las cosas a suceder.

El aborrecía el silencio. Por eso buscaba el rumor del arroyo, o se entretenía escuchando el canto de los pájaros. Azuzar las ovejas, el "vamos bonito" mientras picaba con el rebenque el anca sudada del caballo, eran los pocos diálogos de su vida solitaria.

Una tarde que anunciaba lluvia, Hilario se fue a dormir, lo hizo de a ratos sobresaltado por los rayos y relámpagos, hasta que al fin se durmió profundamente. Soñó con la lluvia de voz serena y melodiosa.

Cuando despertó, Hilario ya sabía: necesitaba compañera. La tarde siguiente lo encontró a Hilario con camisa limpia, domando su pelo tieso. Llegó al pueblo y no la vio al principio, entre la gente que se juntaba frente a la pulpería.

Fue cuando dio vuelta a las casas para buscar el pozo que la escuchó cantar un aire alegre inclinada sobre el fuentón. Era la muchacha con la que había soñado, con su voz, su cara y su cuerpo, y se llamaba Rosa. El la llevó al rancho y allí se acabó su soledad.

El, ahora, apuraba el regreso de su trabajo. Rosa resumía toda su felicidad. La desgracia vino un día en que Amuray, el cacique de una tribu indígena, también se enamoró de esa criolla tan graciosa, tan amante y tan fiel.

El indio esperó la oportunidad, primero quiso seducir a Rosa, inútilmente, finalmente, una tarde, un rato antes de que Hilario regresara, asaltó el rancho y se la llevó.

Hilario se extraño de que su mujer no saliera a esperarlo. Al llegar al claro el viejo silencio volvió de pronto, pero esta vez era un grito. El gaucho comprendió, no tuvo más que ver el desorden del rancho, el agua volcada en el patio y las manchas de sangre sobre la tierra.

Al galope y con el corazón apretado, siguió el rastro. La persecusión duró poco, pero la lucha fue feroz. Al ver a Rosa herida, Hilario se avalanzó sobre Amuray y con un certero puntazo de cuchillo hizo que soltara a la cautiva. A duras penas pudo sostener a la desmayada Rosa, que, antes de llegar al rancho, ya estaba muerta.

Hilario, abrazado al cadáver, llamó a su amada con el sinfín de palabras que ella le había enseñado y lloró con toda la pena mientras caía la noche. El gaucho se quedó dormido bajo las estrellas con la cabeza sobre el cuerpo querido, sólo con el sueño llegó el alivio.

No lo despertó el alboroto de los pájaros ni el resplandor del sol, sino una música desconocida y tan cercana que parecía brotar de su propio cuerpo.

Cuando tomó concienca, llegó la pena del recuerdo y la sorpresa de ver que sus brazos ya no rodeaban el cuerpo de su compañera sino una caja de madera con forma de mujer apenas perlada por el tenue rocío del amanecer.

jueves, julio 27, 2006

El Mito De La Creación, Según Los Matacos

Weight Of The World
Cuentan los antiguos que en el principio del Tiempo las cosas eran tan distintas que en aquella época era la tierra la que se encontraba sobre el cielo.

El problema fue que todos los desechos de la tierra comenzaron a caer sobre el cielo azul, dañando su inmaculada inmensidad, y sus habitantes se quejaron, pidiendo que las posiciones se invirtieran.

El nuevo ordenamiento implicó reacomodar los vientos, las nubes y las aguas, y los seres que habitaban la tierra en el tiempo anterior se convirtieron en la humanidad-estrella.

Tiempo después comenzó a crecer un gigantesco árbol de la vida que unió todos los niveles del mundo. Los hombres vivían en la tierra, pero les era permitido subir a la copa del árbol para obtener comida con la única condición de que la compartieran con aquellos que por su edad ya no podían trepar.

Todo funcionó bien hasta que un día los jóvenes se volvieron avaros y no quisieron compartir su alimento con los abuelos, por lo que estos elevaron sus quejas a los dioses. El castigo no se hizo esperar, el jaguar celeste atacó al joven Luna y partes de su cuerpo cayeron sobre la tierra, desencadenando un gran incendio.

El gran árbol fue destruido, y los hombres que se encontraban en su copa se vieron obligados a permanecer en el cielo, donde aún recorren la Vía Láctea tras las huellas dejadas por los ñandúes cósmicos.

Algunos hombres pudieron salvarse escondiéndose bajo la tierra, y cuando todo el caso terminó, un piadoso escarabajo abrió un agujero por el que pudieron volver a la superficie.

Pronto se dieron cuenta que muy pocos hombres habían quedado con vida, por lo que recurrieron al sabio Tokjuaj para qué les indicara cómo debían multiplicarse.

Tokjuaj tomó una larga espina, con la punta sacó el semen que los dioses habían escondido en las verrugas del lomo del sapo, y lo puso en los hombres para que pudieran procrear.

Luego les explicó que debían reunir su simiente en un gran cántaro de calabaza, y de allí nacerían los nuevos hombres.

Una noche los hombres comenzaron a notar que parte de lo que cazaban o pescaban les era robado. Esto se repitió durante varios días, por lo que decidieron dejar algunos animales como vigías, y así fue que el carancho les contó que unos extraños seres bajaban del cielo para robar la comida y luego escapaban trepando por las lianas, como si de arañas se tratase.

El carancho dijo a los hombres que volaría y les mostraría el lugar donde había visto esconderse a los ladrones, así podrían disparara sus flechas hacia ellos.

Así se hizo, pero algunos de esos seres celestes cayeron y se incrustaron en la tierra. Los hombres recurrieron al tatú y este, utilizando sus grandes uñas, cavó hasta poder sacarlos.

Todos se sorprendieron al ver a estos individuos que se llamaban a sí mismas "mujeres". Sus rostros eran bellos, pero a diferencia de los hombres tenían dos bocas, una de las cuales se encontraba ubicada entre sus muslos.

Uno de los hombres trató de acercarse, pero las mujeres huyeron a ocultarse en la selva, aunque el frío de la noche hizo que se aproximaran al fuego encendido en el poblado.

Cuando abrieron las piernas para sentarse, Tokjuaj les arrojó una piedra mágica que hizo que se cayeran los dientes vulvares, y desde entonces los hombres y las mujeres pudieron unirse, dando nacimiento a niños y niñas.
Fuente: La Web de Facundo.

sábado, julio 22, 2006

El Caburé

Owl 2
Cuenta la tradición que en època muy remota habìa un fiero cacique muy famoso en las tribus que poblaban las costas del majestuoso rìo Paranà.

Este valeroso guerrero se encontraba enamorado de una bella doncella guaranì llamada PANAMBI (Mariposa), una hermosa virgen de la tribu.

El fiero cacique hizo un pacto con Añá (Diablo, Satanás, Malo), y con la ayuda de este consiguió un dìa seducir a la bellaPanambì pero Tupà (Dios del Trueno, Padre Supremo)- que desde el arcano cielo observaba esta acciòn-, resolvió castigar a Caburè, que asì se llamaba el cacique, transformándolo en un ave de rapiña, tal como se lo conoce hoy en todo nuestro hermoso litoral ...

En Corrientes, Chaco, Norte de Santa Fè, Misiones y Formosa, el campiriño, cree para convencer a “ su china”, no hay nada mejor que mezclar seso y plumas de Caburè con bermellón.

Las plumas del Caburè son consideradas como talismán que trae buena suerte en los negocios, juego por dinero, etc.

Otra creencia muy arraigada entre el vulgo es que quien logre criar un caburè tendrà suerte toda su vida.

lunes, julio 17, 2006

Los Flamencos De Mar Chiquita

Flamingo
Al norte de la provincia de Córdoba encontramos la bella laguna Mar Chiquita, un espejo de agua salada que cubre una superficie de aproximadamente 2800 km2.

Es en esta zona de aguas curativas, poblada de pájaros, donde todavía se relata una bella historia de amor que nos revela el origen de los flamencos rosados.

Cuentan que Ansenuza, la diosa que habitaba en aquellas aguas, era una mujer bellísima, pero extremadamente cruel con aquellos que entraban en sus dominios. Un día, mientras recorría la laguna, Ansenuza encontró sobre la arena el cuerpo de un indio sanavirón.

Su primera reacción fue atacar al intruso y destruirlo, pero al percatarse de su inmovilidad, se acercó lentamente a él. El fuerte cuerpo del indio indicaba claramente que era un guerrero, pero se encontraba gravemente herido, tendido en un sueño de agonía y muerte.

Ansenuza, observando al guerrero, sintió como su corazón comenzaba a latir con mayor fuerza, y por primera vez sintió que se enamoraba perdidamente. Pero inmediatamente se dio cuenta de que no podría salvarle la vida, y entonces comenzó a llorar.

Sus lágrimas cayeron en torrente y bañaron el cuerpo del hombre muerto. Tanto lloró que sus lágrimas tornaron saladas las aguas, y ante tanto dolor los demás dioses se apiadaron de ella.

El padre de los dioses decidió dar una oportunidad al amor que había nacido en el corazón de Ansenuza, devolviendo la vida al joven guerrero. Del cielo cayó un rayo que iluminó el cuerpo inmóvil, y lo transformó en una hermosa y esbelta ave de plumas rosadas.

Desde ese momento el flamenco habitó las aguas salobres de Ansenuza, que es como los lugareños llamaban a la laguna Mar Chiquita.

Aguas a las que los dioses dieron propiedades curativas para que ya nunca deba llorarse por la pérdida de un amor.

miércoles, julio 12, 2006

Cuarajhi - Yara

Scrawny 5
Quienes hemos tenido la suerte de haber nacido en el litoral, no podremos olvidar nunca aquellas recomendaciones que nos hacían nuestros padres, la de "dormir la siesta" -dado que salir a "vagabundear" por los montes- corríamos peligro de encontrarnos con el "Cuarajhi". El enanito que raptaba a los niños "Traviesos".

Hoy –cuando mi cabeza se cubre de nieve- evoco aquellas leyendas que iluminaron nuestra niñez y despertaban en nosotros un sinnúmero de preguntas sobre los orígenes de sucesos que no tienen explicación.

El campiriño correntino –que pobló la región donde nací- Villa Guillermina – norte de la Hidalga, provincia de Santa Fe, nos trajo muchas de sus costumbres, creencias, dichos y leyendas. La del Cuarajhi Yara no podía estar ausente.

Es el Dios de la siesta – en la "jerga" popular.

El gran escritor correntino –Gerardo Pisarello- que lo conocí en Buenos Aires –allá por 1974- cuando vivía por el barrio de Floresta –dejó páginas inolvidables sobre el folklore correntino.

En su obra magnifica obra diría yo- Che-reta (Mi tierra) nos dejo una acuarela sobre el "cuarajhi-yara" donde nos dice: "¿Cómo describirlo en su esotérica existencia, allí donde nadie a ciencia cierta lo sabe? Apenas si algunos se atreven a afirmar que lo han visto".

Según la leyenda y el relato de Pisarello en esa estupenda obra "Che-reta" -lo definen con su barba de choclo, de tanto andar por los maizales, con su expresión socarrona, siempre llevando en la mano una vara turú-tutú.

El cuarajhi-yara sale a la hora de la siesta –cuando el sol mas aprieta el calor en busca de aventuras, al igual quelos niños que se escapan de los ranchos.

La imaginación popular –la que crea mitos y leyendas- que handado vida a tantas bellas creencias, que perduran a través de los siglos, por que las leyendas no envejecen nunca.
Fuente: FM Juventud.

viernes, julio 07, 2006

El Mate

Cuenta la leyenda que fue el mismo Tupá (dios del Bien) el que bajo del cielo y les enseñó a los guaraníes como preparar y tomar la yerba mate.

El origen de la yerba mate se pierde en el tiempo y la tradición americana registra la misma leyenda en el norte de Argentina y en los estados sureños del Brasil.

Hoy, la industria yerbatera es una industria importante que abastece al consumo interno y exporta a lejanos países, incluso a Medio Oriente.

Cuentan que cierta vez, mucho antes de la llegada de los españoles, un viejecito y su nieta, cansados del deambular de su tribu nómade, se quedaron en las serranías cerca de las Cataratas del Iguazú.

Una tarde llego hasta la choza un extraño viajero de tez pálida. El viajero, que no era otro que Tupá, quiso recompensar la bondadosa atención que el viejo le brindó e hizo crecer una planta cuyas hojas serian calmante de la sed, compañía para las horas de soledad y generoso tributo para las visitas.

Tupá les enseño a preparar la yerba para tomarla y los hizo guardianes de la planta y desde entonces se convirtieron en los dioses protectores del yerbatal, Caá Yará (el viejo) y Caá Yarí (la nieta).

Los indios sorbían la bebida de la calabacita que servía de recipiente (que los guaraníes llaman caiguá) por medio de la tacuapí, pequeña cañita usada a modo de bombilla, o bien mascaban sus hojas durante sus largas caminatas.

Según el historiador Ruíz Díaz de Guzmán, fue Hernando de Arias y Saavedra (Hernandarias), en 1592, quien descubrió la yerba mate en las guayacas (especie de monederos), de unos indios que cayeron en su poder. Muy pronto se difundió esa bebida, de la que los españoles exageraban sus beneficios.

Los jesuitas la preparaban en forma de té (mate cocido), porque desconfiaban del mate con bombilla, atribuyéndole connotaciones diabólicas, por lo cual se le aplicaron toda clase de prohibiciones.

Hasta se lo denunció a la Inquisición de Lima en 1610 como "sugestión clara del demonio". Pero los jesuitas fueron los primeros en dedicarse al cultivo de la yerba mate de nombre científico Ilex Paraguariensis o Ilex Theazans.

El nombre mate deriva de la palabra quechua mati, palabra que se utilizaba para llamar a la calabaza recipiente, que era mas fácil de pronunciar para los españoles que la guaraní caiguá, que cumplía la misma función.

Todo esto ocurría en los territorios comprendidos actualmente por parte de Paraguay y en las provincias argentinas de Corrientes y Misiones. Esta era la zona por excelencia de la Yerba Mate.

Los españoles comenzaron a beber este brebaje en un recipiente de labios gruesos denominado "Bernegal" del cual bebían utilizando un apartador en forma de cuchara con orificios, con el cual separaban el agua de las hojas.

Bautizando el "caa" de los guaraníes como simplemente Hierba del Paraguay o Yerba, dado que, como la conocieron antes de saber de dónde se obtenía, no sabían que su origen era de un árbol. Fue aceptada como bebida estimulante, al igual que el té, cuando los personajes más importantes de la ciudad de Asunción la incorporaron a la dieta.

Como la yerba había que cosecharla en la Provincia de Misiones o en el interior de Paraguay, en el "Infierno Verde", los jesuitas decidieron comenzar a colocar plantaciones en lugares más accesibles.

Actualmente el mate se consume en gran parte de Sud América: Suroeste de Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay, parte de Chile y parte de Bolivia. Siendo el mayor productor y consumidor mundial Argentina. Aunque en consumo per capita en Uruguay es mayor al argentino.

domingo, julio 02, 2006

El Carau

Rave
El Caraû , el ave mitológico de la provincia de Corrientes, la que diò origen a a màs hermosa de las leyendas del noroeste argentino y que posteriormente fuera llevado a un tema musical, a la autèntica música correntina.

El Caraû es un ave que tiene un pico màs largo que la cabeza, comprimido literalmente, fuerte, las alas llegan a la mitad de su cola, que es de mediana extensión, el cuerpo elegante de gran tamaño y que habita en los bañados y arroyos del litoral.

Se alimenta de insectos, larvas, renacuajos, caracoles y hace su nido en los juncales que bordean los esteros, poniendo hasta siete huevos de campo blanco amarillento, manchados de castaño o lila.

Andan en casales, son sedentarios en donde encuentran alimentos. Si no se los persigue son mansos y emiten un grito fuerte y sordo, de ahì el nombre del Caraû.

Cuentàse, que Caraû era un buen hijo, muy casero, pero cierta vez que estando su madre enferma saliò en busca de remedios y diò con una casa donde habìa un baile; allì se entusiasmô olvidándose del motivo de su salida y cuando vinieron a avisarle que su madre habìa muerto, siguió bailando y bailando nomàs, luego de comentar: “Para llorar siempre hay tiempo”.

Cuando se cansò de danzar, volvió a su rancho, enterrò el cuerpo de su madre y saliò a llorarla por los montes y los esteros de la campiña correntina; de ahì su canto lastimero, que dice Caraû ... Caraû ... Caraû ...

Es el Caraû legendario, el eterno huérfano, antes hijo pròdigo, que un dìa por los placeres del baile olvidò a su madre enferma, y la perdiò para siempre, siendo convertido por Tupà, en un ave que vaga, siempre de luto, lamentando su muerte y repitiendo en grito:

Caraû ... Caraû ... Caraû ...